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OPINIÓN | 'Milei insulta a España y la derecha patriótica calla', por Marco Schwartz
Sobre este blog

El Ojo izquierdo nació en El País en 2010 y prolongó su vida durante diez años en la cadena SER, con vivienda propia en el Programa Hoy por Hoy, primero con Carles Francino, después con Pepa Bueno y finalmente con Àngels Barceló.

Ahora se instala con comodidad en elDiario.es, donde es de esperar que se mantenga incólume la aviesa mirada de su autor, José María Izquierdo.

No pares, sigue, sigue, no pares, sigue, sigue

Archivo - El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversan en una sesión plenaria en el Congreso de los Diputados.

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Catalunya. Apenas unos días para saber si los ciudadanos catalanes logran obtener un resultado en las elecciones que haga posible la gobernabilidad, o cada uno ensimismado en lo suyo se encaminan, qué dislate, a la repetición de elecciones. Con los sondeos como única arma de análisis -las impresiones personales las dejamos para otras cuestiones- resulta imposible vislumbrar el resultado. La gran duda es saber si alcanzarán los partidos nacionalistas esa meta de los 68 diputados que les permita gobernar en coalición. Esquerra y Junts, con los votos previsibles de la CUP, rozan esa cifra en los sondeos, aunque los últimos se quedan en 66 o 67. Demasiado al borde como para asegurar que no llegarán. Illa, y ya es un triunfo de lujo para los socialistas, ganará de lejos -veremos cuánto de lejos- pero necesitará los apoyos de algún grupo de los dos nacionalistas grandes, porque els Comuns aportarán magros números. Y tuerzan el cuello para mirar hacia Madrid y el gobierno de coalición, donde ambos son imprescindibles para que Sánchez obtenga las mayorías necesarias, tanto en los Presupuestos como en la vida parlamentaria. ¿Un lío? Quia. Tres, cuatro líos. A ver qué gato, como en los dibujos, es capaz de desenredar la madeja. Así que es lícita la pregunta del millón: ¿habrá servido para algo al Gobierno central el tremendo desgaste de los indultos, primero, la amnistía, después? Es obvio que esa gran apuesta ya ha servido a la sociedad – no sólo la catalana- para rebajar la temperatura a límites primaverales, como puede atestiguar cualquier ciudadano de buena fe, pero aún queda confirmar el pleno en el acierto. Horas, quedan horas. 

Del exterior. Claman las buenas gentes en todo el mundo para lograr que se frene la masacre de Gaza -¡esos niños!-, mientras los gobernantes, acogotados por el miedo, sus enormes dependencias económicas y sus muchas carencias morales, hacen jeribeques para no enfrentarse a la evidencia: Israel está cometiendo, con el permiso y la ayuda, militar y moral, de Occidente, un auténtico genocidio. Levanta el ánimo ver a los universitarios estadounidenses dejar sus poltronas para gritar basta, como ya hicieron sus abuelos en su momento ante aquella barbarie de Vietnam. ¿Y aquí, qué pasa? ¿Qué hacemos que no estamos todos en la calle para exigir -Sánchez ha hecho mucho más que otros grandes dirigentes europeos, por cierto- que se ponga fin a ese desastre, que dejemos de enviar armas al ejército israelí para masacrar los hospitales de los palestinos, inermes ante las bombas que nosotros proporcionamos a sus asesinos? También Ucrania, claro, pero Gaza es el horror y la vergüenza. 

Milei. ¿Qué podemos esperar de un tipo que hace propaganda política con una motosierra? Leer su comunicado contra el gobierno español es estar leyendo un panfleto redactado por Miguel Ángel Rodríguez y recitado por Isabel Díaz-Ayuso. Es lógico que un tipo tan ridículo quiera parecer un gobernante de verdad sirviéndose del lenguaje grandilocuente y pomposo que caracteriza a los mequetrefes intelectuales. Esperemos que la lógica se imponga y este singular tsunami se quede en mero desbordamiento de la bañera; bastará para secarlo una buena fregona y un cubo grande. También ayudaría, en este caso como en otros aconteceres consuetudinarios, que el ministro feraz y un punto feroz se guarde para su coleto algunas de sus ocurrencias. No es necesario que demuestre a toda la humanidad, incluso allende el océano, cuán listo y gracioso es usted, mañana, tarde y noche. Un poco de contención, por favor. 

Y la ONU. La patochada de las comunidades regidas por el dinosaurio bicéfalo del PP y Vox han engendrado unas repugnantes leyes de la Concordia, así las llaman ellos, cobarde remedo de la Ley de Memoria Democrática. Nada esperamos de la formación de Abascal -nada racional, queremos decir- que ha contestado como siempre hace, con el exabrupto de que ellos no hacen caso a los cómplices de Hamás. Bárbaros e ignorantes, como ya sabemos. Pero peor, si cabe, ha sido la respuesta de Núñez Feijóo y sus aguerridas huestes, que lejos de reconocer que les ha vencido el franquismo que llevan en sus venas, decir lo corregiremos y ponerse a solucionar la trompetada, se han unido a la negrura ideológica de Vox, como ya hicieron para redactar esas vergonzosas leyes. ¿Ni siquiera son capaces de entender esos básicos conceptos de dignidad histórica? Qué difícil es tratar con estas gentes…

Llegamos, por fin, al punto y aparte de Pedro Sánchez. Lo primero, no dejar que se frene la energía cinética del puñetazo en la mesa del presidente. Hemos dicho que vamos a hacer algo, pues hagámoslo o, por lo menos, sigamos anunciando que lo vamos a hacer, porque es cierto que con esas elecciones ahí mismo poco se puede avanzar. Pero sí puede el Gobierno ocuparse estos días de ir llenando la agenda de las próximas semanas de citas imprescindibles para meter mano a esos problemas que enunció el presidente, desde los jueces al fango y la madre que lo trajo. Nadie le ha pedido consejo al Ojo, por qué iban a hacerlo, pero la osadía de los vetustos es proverbial. Ahí va una primera recomendación. Cite señor Sánchez para el próximo martes -o la fecha que usted quiera- al líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo. Sí, sí: el mismo que anuncia que va a ser implacable contra usted y que ha convocado una manifestación callejera -otra más- contra su gobierno para el día 26. Usted, a lo suyo, como si oyera llover. Vamos a hablar, dígale, que ahora, tras las elecciones vascas y catalanas, luego las europeas, es un buen momento para hacer un poco de análisis conjunto sobre la situación política y social entre los dos principales partidos del país, con agenda tasada o temario libre. ¿Y qué tal arrancar la entrevista con una propuesta de rebajar el nivel de insultos, por ejemplo, en el Congreso y en el Senado? Me comprometo ante la opinión pública, podría decir el presidente, a que de mis grupos parlamentarios no salga un solo insulto, ni una insidia, ni una bajeza. ¿Se compromete, usted, señor Feijóo, a que los Tellado y los Hernando, las Gamarras y las Álvarez de Toledo hagan lo propio?  Dudas: ¿irá Núñez a La Moncloa o preferirá el Congreso, donde parece que se siente más cómodo? ¿Quizá optará por negarse a la entrevista con el presidente de su país, tan gran patriota y respetuoso con las buenas maneras como es? Él sabrá, pero entonces Sánchez también sabrá.

Decimos que hay que tener prisa, aprovechar el momento, le dicen a la figura, para seguir en la brecha, pero es cierto que no hay que precipitarse en la toma de decisiones, y menos en temas tan complejos. Exigimos acción, pero reclamamos cabeza. Mantener la presión alta para que no pasen del medio campo. Pongan en marcha ya, hoy mismo, y anuncien con grandes voces que lo están haciendo, labor imprescindible, los estudios necesarios entre expertos para elaborar propuestas que deberían presentarse a la oposición, no estaría mal el intento de normalización democrática, pero, no nos engañemos, tendrá que aprobarlas el Parlamento. Trabajar desde hoy mismo, acordar pasado mañana. Vísteme despacio, etcétera. Quizá haya un asunto, cierto, que requiera un poco más de premura: la renovación del Consejo del Poder Judicial, cinco años de ignominia de la derecha política y judicial. Hagan Sánchez y Bolaños un último intento con el PP, con mediación europea o sin ella. ¿Imposible el ademán? Pues entonces a solucionar el problema, acuerdo con Sumar y mayoría en el Parlamento por delante, pero hagan el favor de plantear una propuesta bien meditada y no sólo pensando en el regate corto. Messi se revuelve en un palmo de terreno, pero lanza pases a cuarenta metros. Por eso es nuestro ídolo.

Pies de plomo, por ejemplo, con los medios de comunicación. Estamos ante un problema mundial, la desinformación, la hiperinformación mórbida, y las famosas fakes news y sus muchos derivados, consecuencia, entre otros factores, de la todopoderosa sociedad de un mundo interconectado gracias a la era de Internet. ¿Saben que en España hay más de 3.000 digitales, quizá 4.000? ¿Se puede hacer algo ante esa ola salvaje y descontrolada? Claro que la libertad de expresión es sagrada en una democracia. Eso lo sabemos bien los demócratas y lo ignoran los fascistas, por mucho neo que se les ponga delante. A estas alturas de la vida, lecciones de estos payasos, las justas. Es cierto que entramos en un terreno pantanoso, de difícil gestión y de soluciones complejas. Por supuesto que se pueden hacer cosas como exigir que todos los medios lleven en lugar bien visible a qué dueños pertenecen. No bastará con esas Fundaciones que tanto gustan a los defraudadores y que llevan ridículos nombres. Oblíguese a una información transparente, veraz y significativa. ¿Algo más? Seguro que sí, pero véase que se hace en Europa, ámbito al que pertenecemos, trabájese en equipo y estúdiense fórmulas honestas y que salvaguarden nuestras libertades. No debería ser difícil, porque hasta el derechista más obtuso entenderá que defenderse de los bulos, las insidias y las mentiras nos conviene a todos. A ellos, también, que hoy me toca a mí, pero mañana te llegará a ti.  

Adenda. Esta cosa de los toros. Verán ustedes. El abuelo materno del Ojo se llamaba José Rodríguez Cruz, y fue banderillero con el sobrenombre de El Pollo Chico en la cuadrilla del torero Vicente Pastor, El chico de la blusa. Ahí lo dejo. Su nieto fue aleccionado desde pequeñito por aquel experto en las suertes de la fiesta: esto es matar recibiendo, con los pies juntos y esperando la embestida, y este otro peligroso lance se llama a porta gayola, pero también aprendió dónde deben situarse los peones de brega durante la suerte de varas y para qué sirven los monosabios. Pero José Rodríguez, esforzado trabajador, de remuneración escasa en el proceloso mundo del albero fue, además, conductor de tranvías arrastrados por mulas. La civilización, la evolución humana, claro, acabó con esa antigualla y pronto se electrificaron. La otra barbaridad, la del estoque, la sangre y el espectáculo de la muerte todavía sigue en su delirante exhibicionismo.    

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